Un poco de estimulación auditiva

lunes, 11 de octubre de 2010

Un montón de hojas

El otoño, una estación del año dónde no hace ni frío ni calor, como la primavera... Solo que es un poco más deprimente, pero a la vez hermosa. La caída de las hojas de los árboles crea un espectáculo digno de ser cubierto una y otra vez por el Discovery Channel. En otoño, de niño me revolcaba una y otra vez en las hojas crujientes, precisamente para eso, para oír el crujido. Ahora de ruco de 25 años de edad, gerente de producción de una importante empresa multinacional lo seguía haciendo. Solo que ahora me llevé una sorpresa. No, no estaba fumando mota, en realidad pasó. Estaba brinque que brinque en un cerro de hojas, hasta arriba estaban las naranjas. Pum, las naranjas se desparpajaron y apareció una cabeza feminana pelirroja. Las naranjas claras estaban enmedio. Pum, se esparcieron por el basto oxígeno del ambiente y una hermosa mujer apareció completamente vestida de café, las hojas que estaban hasta abajo del gran cerro. Sus brillantes ojos verdes me paralizaron, se acercó a mí, de la nada sacó una botella de vino y la vertió en su boca. Ella era la copa, extraño. El vino sabía increíble, más viniendo de ella. Sus ojos pasaron de un color granate a los normales, ja, me había tomado todo, curiosamente me sentí volando por los aires con ella, ya saben que el vino relaja en demasía. Pues volé, volé y volé. Su enorme y larga cabellera me protegía de las parvadas y se movía como olas de cielo. Aterrizé en cama, con ella al lado. Nos fundimos en un beso eterno. Ella acarició mi rostro y se echó a dormir. Al día siguiente, desperté con un montón de ojas a mi lado... 

Canción del post
Lady of the dancing water - King Crimson

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