Era una práctica de tiro poco común, se veía uno implicado con una lupara, y uno le iba a tirar aunque usted no lo crea, a pobres e inocentes globos, 99 para ser exactos. Cada uno de los 99 globos estaba marcado con una palabra y contenido propio, el contenido era una emoción humana que uno estaba dispuesta a deshacerse de ella. Era forzoso tirarle a los 99 globos, se tenía que tronar todo globo, así nos librábamos de todo y seríamos unos tipos vacíos, sin vida y sin gracia, solo preocupados en lógica y en cosas de cierta índole, además de ser manipulados más fácilmente. Para realizarla uno era elegido al azar a través del registro civil, y me tocó a mí.
Pues empezamos a tirar, estaba completamente sereno, ya tenía 45 años bien vividos, tenía una buen estabilidad económica, una hermosa familia con 4 hijos, había sido un famoso tenista... Ya no tenía nada que perder, ni nada que ganar. El primer globo que soltaron fue el de dolor, pum, adiós dolor, ya no sentía nada, pero la misma bala se incrustó en un pie mío, pero ni cosquillas me hizo...
Siguientes, el miedo, la desesperación, el olvido, la ansiedad, la perversidad... Así sucesivamente hasta llegar a lo que más costaba, felicidad, amor, amistad, satisfacción, perseverancia, ponderación, perdón, inteligencia, razonamiento, sencillez, humildad... Si se fallaba a propósito uno era eliminado al instante, era imperativo tronar el globo. Uno no tenía que tener esos sentimientos para la gran hora de la hora. Ya tenía unos 40 hoyuelos y estaba a punto del colapso, había perdido bastante sangre, pero gracias al haber eliminado el dolor ya no sentía nada... Uno a uno fueron siendo tronados... Pero curiosamente, aunque el dolor era eliminado, cada vez que se tronaba un globo positivo, uno sentía que le arrancaban un pedazo de piel...
Me fuí a mi casa como si nada, ya no sabía que hacer ni que decir ni que sentir, completamente vacío, bueno, ni tan vacío, llevaba 99 pedazos de plomo en mi cuerpo y de 5 litros de sangre me quedaban dos y medio, pero me valía madre, yo como si nada, como si me hubieran inyectado morfina... Me dijeron que me fuera satisfecho, que sabía tirar muy bien, y que les dejara el número de teléfono, porque a lo mejor me hablaban para enrolarme al ejército por que les hacían falta soldados para combatir a los narcos...
Pues empezamos a tirar, estaba completamente sereno, ya tenía 45 años bien vividos, tenía una buen estabilidad económica, una hermosa familia con 4 hijos, había sido un famoso tenista... Ya no tenía nada que perder, ni nada que ganar. El primer globo que soltaron fue el de dolor, pum, adiós dolor, ya no sentía nada, pero la misma bala se incrustó en un pie mío, pero ni cosquillas me hizo...
Siguientes, el miedo, la desesperación, el olvido, la ansiedad, la perversidad... Así sucesivamente hasta llegar a lo que más costaba, felicidad, amor, amistad, satisfacción, perseverancia, ponderación, perdón, inteligencia, razonamiento, sencillez, humildad... Si se fallaba a propósito uno era eliminado al instante, era imperativo tronar el globo. Uno no tenía que tener esos sentimientos para la gran hora de la hora. Ya tenía unos 40 hoyuelos y estaba a punto del colapso, había perdido bastante sangre, pero gracias al haber eliminado el dolor ya no sentía nada... Uno a uno fueron siendo tronados... Pero curiosamente, aunque el dolor era eliminado, cada vez que se tronaba un globo positivo, uno sentía que le arrancaban un pedazo de piel...
Me fuí a mi casa como si nada, ya no sabía que hacer ni que decir ni que sentir, completamente vacío, bueno, ni tan vacío, llevaba 99 pedazos de plomo en mi cuerpo y de 5 litros de sangre me quedaban dos y medio, pero me valía madre, yo como si nada, como si me hubieran inyectado morfina... Me dijeron que me fuera satisfecho, que sabía tirar muy bien, y que les dejara el número de teléfono, porque a lo mejor me hablaban para enrolarme al ejército por que les hacían falta soldados para combatir a los narcos...
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