Vapor...

Vapores místicos flotaban en el aire... Vapores tóxicos, vapores con olores potentes, que abrían y expandían el horizonte, aflojaban cualquier vergüenza, con esos vapores uno estaba dispuesto a todo, le daban 100 balazos y seguía peleando y teniendo una fuerza descomunal, vapores químicos nucleares que se encontraban debajo de la tierra, donde uno hasta podía ver el futuro, un futuro bastante incierto, incierto como lo es el destino, uno nunca sabe que demonios va a pasar hasta que ya es inevitable sacarle la vuelta al problema, pero un poco de vaporcito nos despeja, nos despreocupa, hasta irnos hundiendo más y más en un mundo irreal, un mundo que no existe, y al dejar de inhalar uno cae dolorosamente en la realidad y se da cuenta que está prácticamente con un pie en el frescobote porque le debe al fisco... Válgame... Y hasta en la cárcel se encuentra uno con el vaporcito mágico musical electrónico psicodélico que lo hace a uno volar y volar y volar, refugiarse en su propio mundo, en sus ideas, en sus reglas, que son las que valen más, al fin y al cabo los gobernantes también las rompen y se crean sus propias reglas, entonces para que chingados tenemos constitución si nadie la cumple, vayanse a la verga, por eso inhalo mi vaporcito y hago mis propias leyes, si yo me quiero coger a la vecina que está re buena me vale un soberano cacahuate que tenga a su monigote, me meto un poco de vapor y a darle que es mole de olla... Si yo quiero matar al perro de enfrente porque el hijo de la chingada no me deja dormir pos le doy su plomazo y se acabó, que chingue a su madre la PETA... Si me quiero casar con la escoba porque es la única que me pela, pos me caso con la escoba y pobre de aquel que diga que no... Me hecho otro poco de vaporcito para tranquilizarme, en realidad hice un bien, pero regresando, las cosas se pusieron peor que nunca amigos míos... Pero sin el vapor de qué está hecho uno... Uno no agarra valor para decir y hacer las cosas... Es una dependencia... Es un vicio... Es una necesidad...