Miradas felices, miradas de éxtasis, miradas tristes, miradas depresivas, miradas bobas, miradas románticas, miradas sensuales, miradas frustradas, miradas económicas, miradas hipócritas, miradas soberbias, miradas encabronadas, miradas cursis, miradas blasfémicas, miradas celestiales, miradas religiosas, miradas dogmáticas, miradas furiosas, miradas de despecho, miradas envidiosas, miradas perseverantes, miradas patriotas, miradas nostálgicas, miradas psicóticas, miradas paranoicas, miradas esquizofrénicas, miradas sin vida, miradas ciegas, miradas negras, miradas rojas, miradas azules, miradas violeta, miradas verdes, miradas enfermas, miradas perversas, miradas lacónicas, miradas cálidas, miradas frías, miradas secas, miradas húmedas, miradas asquerosas, miradas dulces, miradas ASESINAS...
No sabes quien te va a voltear a ver, y con qué cara te va a ver. Solo prepárate, porque en este tiempo, una mirada de las antes mencionadas, puede significar otra mirada también dicha en esta lista. Sobre todo, pero sobre todo, nunca confíes de una mirada dulce, que encubierta, es una mirada asesina. Ve directo a los ojos, sepáralos de la cara, analízalos, mastícalos, comételos, y hasta bebe la sangre que sale al masticar para que sepas el tipo, O, AB, A o B, el que sea. Sabrás que le gusta comer al individuo; saborea su código genético y descubrirás la respuesta, y la verdadera intención... Aléjate, corre, date un tiro o lo que sea, si su intención no es la que refleja, ya no se sabe a quien confiar, a quien amar, a quien creer. Se te acerca un amigo, que antes podía tener la cara de siempre, y sabías que era él. Ahora, su cara es la misma, pero sus intenciones son otras. El hombre o la mujer que amas y no te pela, siempre tiene una cara diferente cada día, y diferentes intenciones encubiertas. No confíes, destruye sus ojos, le quitas la expresión, para descubrir la verdadera... No estamos para confiar en estos tiempos del siglo XXV...
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