Primero acabó con París, después con Madrid, luego con Londres, se detuvo, todo mundo pensó que toda se había acabado, pero no, contraatacó en Roma, hizo trizas a Berlín... Todas esas ciudades quedaron hechas polvo, parecían ya desiertas, desde el Google Earth. Polvo eran y en polvo se iban a convertir y se convirtieron, muchos científicos tampoco pudieron saber de que morían las personas porque al mínimo contacto el cadáver se desmoronaba como polvorón marinela. Y se volvió a acabar, pero los científicos siguieron en la lucha por saber que maldito virus, ente o hasta quimera estaba acabando con la Unión Europea. Y seguía la ruta hasta llegar a Asia, donde después de una larga lucha sucumbieron.
Lo desconocido cruzó el Estrecho de Bering y llegó a Alaska, donde el clima frío parecía acabarla, pero se fortaleció de tal manera que acabó con todo Canadá en menos de dos días. Igual, todo hecho polvo. Los científicos determinaron que era una mortífera enfermedad que deshidrataba al anfitrión a un grado acelerado y que atacaba a países vulnerables al por mayor, confiados de que nada les iba a hacer absolutamente nada. Por eso al llegar a Estados Unidos se dió un brincote a México, y todavía está ahí, los pobres mexicanos no saben ni que hacer, el centro del país ya es polvo, con todo y el Ángel, aunque el virus ha encontrado una resistencia poderosa al norte del país de los tacos, el virus lloró como niño sostenido en un árbol, contraatacó, pero igual, así que se fue de paso hasta inundar Sudamérica.
Los científicos fueron más allá en sus investigaciones y determinaron que era un arma biológica que se escapó de las manos de la empresa de fármacos Sunshade, con sede en Detroit, Michigan, Estados Unidos. Iban a entregar esa arma biológica a los iraníes con permiso de la CIA a cambio de que cesaran sus operaciones nucleares. Pero a medio camino el avión donde iba el virus cayó fulminado por misiles antiaéreos franceses pensando que era un OVNI, porque por más que se comunicaban con el avión no respondían. Más tarde, el ejército francés se daría cuenta que era un avión de la CIA y al momento de contacto en el área del choque, la 45 división de infantería y unos cuantos policías caerían fulminados...
No hay salvación, Sunshade tardará meses, quizá años haciendo la cura, si es que el virus no se expande con dirección a Detroit, ahorita lo que fue el Golden State ya es historia y la estatua de la Libertad ahora si está enterrada como en el final del Planeta de los Simios... Quienes lleguemos a sobrevivir, vivieremos conviviendo con polvo, en ciudades en polvo...
Lo desconocido cruzó el Estrecho de Bering y llegó a Alaska, donde el clima frío parecía acabarla, pero se fortaleció de tal manera que acabó con todo Canadá en menos de dos días. Igual, todo hecho polvo. Los científicos determinaron que era una mortífera enfermedad que deshidrataba al anfitrión a un grado acelerado y que atacaba a países vulnerables al por mayor, confiados de que nada les iba a hacer absolutamente nada. Por eso al llegar a Estados Unidos se dió un brincote a México, y todavía está ahí, los pobres mexicanos no saben ni que hacer, el centro del país ya es polvo, con todo y el Ángel, aunque el virus ha encontrado una resistencia poderosa al norte del país de los tacos, el virus lloró como niño sostenido en un árbol, contraatacó, pero igual, así que se fue de paso hasta inundar Sudamérica.
Los científicos fueron más allá en sus investigaciones y determinaron que era un arma biológica que se escapó de las manos de la empresa de fármacos Sunshade, con sede en Detroit, Michigan, Estados Unidos. Iban a entregar esa arma biológica a los iraníes con permiso de la CIA a cambio de que cesaran sus operaciones nucleares. Pero a medio camino el avión donde iba el virus cayó fulminado por misiles antiaéreos franceses pensando que era un OVNI, porque por más que se comunicaban con el avión no respondían. Más tarde, el ejército francés se daría cuenta que era un avión de la CIA y al momento de contacto en el área del choque, la 45 división de infantería y unos cuantos policías caerían fulminados...
No hay salvación, Sunshade tardará meses, quizá años haciendo la cura, si es que el virus no se expande con dirección a Detroit, ahorita lo que fue el Golden State ya es historia y la estatua de la Libertad ahora si está enterrada como en el final del Planeta de los Simios... Quienes lleguemos a sobrevivir, vivieremos conviviendo con polvo, en ciudades en polvo...
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