Un poco de estimulación auditiva

lunes, 4 de mayo de 2009

La habitación de huéspedes

Esa habitación era todo un misterio para mí, pero no para mis padres, nunca entraba ahí, es más, nunca hemos tenido un huésped en nuestro hogar, pero ahí ya estaba lista la habitación en cuanto cayera un familiar o amigo. Siempre que mi madre le iba a hacer la limpieza mensual a esa habitación entraba feliz, radiante... A la hora y media ya estaba siempre preocupado porque no salía, pero se hizo rutina... ¿Cómo salía mi madre? Con amnesia profunda, no sabía ni donde estaba, que estaba haciendo ahí y ni se acordaba que yo era su hijo. Salía de la casa, como que le daba un golpe de aire enorme, caía fulminada y tardaba otras dos putas horas en recuperarse. Ya ahí se medio acordaba y decía: "¿Qué iba a hacer? Oh sí, limpiar la habitación de huéspedes..." Pero ya no lo hacía hasta dentro de un mes, como mencioné.

A mi padre le pasaba diferente, un día entró a cambiar el foco, porque era muy viejo. Se tardó unas dos horas en salir y cuando salía salía paranoíco, esquizofrénico. Con cualquier cosita que trajera en la mano ya fuera unos audífonos, un bolígrafo o una taparrosca pensaba que lo iba a torturar, a sacarle los cesos, a romperle los tímpanos, sacarle los ojos y comérmelos o hasta castrarlo. Y lo mismo, salía de la casa, desmayo, recuperación y olvido como regresar en el tiempo.

Finalmente, uno de esos días me animé a entrar, abrí la puerta y había una preciosa cama victoriana, con muebles también de la época, en fin, todo victoriano, lo único que desentonaba era un foco de cola de cochi, de esos de los nuevos ahorradores. Me dí la vuelta para cerrar la puerta del cuarto y echarme una siesta en la gran cama victoriana, pero me dí la vuelta otra vez y no había nada... De repente empezaron a salir imágenes de toda mi vida, pero como en otra dimensión, todo lo contrario a lo que me había pasado, ejemplo, en vez de haber ganado el regional de natación, salía casi ahogado en el hospital, drenándome un enfermero toda el agua que traía en los pulmones, ya había llenado como 5 garrafones de agua salada. De hecho, mientras pasaban las imágenes, sentía que me chupaban la cabeza, me sacaban el alma y me masticaban lo sesos... Sentí que pasaban horas... Por fin, pude abrir la puerta... ¿Dónde demonios estaba? No sabía ni como me llamaba, ví a un par de rucos sentados en un sillón viéndome raro, preocupados diciendo que pronto iban a limpiar una habitación de huéspedes y que le iban a cambiar el foco para que se viera mejor. ¿Cuál habitación de huéspedes? Déjenme en paz, babosos, es más, llévenme a mi casa, yo no vivo aquí... No accedieron, así que rompí una ventana y me salí... Caí muerto... Ahorita estoy en el purgatorio...

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