Lunes, día apestoso donde nos obligaban rendirle culto, saludar e incluso incarnos de rodillas ante un vil pedazo de tela verde blanco y rojo con un águila toda mal pintada, como si fuera el mismísimo Buda pasando, es más, hasta más respeto se merecía esa chingadera, cualquier cabrón se podía burlar del gran Siddartha, pero aguas, te torcían haciendo una mofa insignificatne y madres, suspensión de clases y reglazos, y cien veces en las planas viva México y otras cien Debo respetar a los símbolos patrios, genial... ¿algo más maestrita? Si mijito, no cantaste el himno, tienes que hacer otras cien planas de debo cantar el himno en la asamblea, además de que el próximo lunes lo vas a cantar a capella y las diez estrofas, y SIN AGUA... Vaya, respeto a los simbolos patrios metido por el culo, cortesía de la escuela y la maestrita que se le arrastra al presidente de la Madrid. Pero si se decía algo en contra de la Revolución, o porque el cabroncito de la Madrid no había movido un dedo por el terremoto del 85, ahí si casi lo mandaban a uno al paredón...
Estúpido día, me emborrachaba todos los fines de semana y viajaba a lugares de África sin moverme de mi asiento cuando ya era día de ir al trabajo, que hueva levantarse a las 6 de la mañana, aguantar el estúpido tráfico del periférico y llegar tarde al trabajo y el jefe terco que llegar tarde era tarde, pinche viejo regordete mamón, nomás era jefe porque cagaba el palo de manera magistral, el puto ni siquiera había ido a la secundaria, cuando la mayoría del piso teníamos casi maestría. Un lunes le subimos el Cadillac a la banqueta junto con un pedo de bruja prendido, con las ventanas cerradas. Cuando se subió como a las 2 (a esa hora sale el sacrosanto marrano) era tal la pestilencia de su carruaje solemne real que vomitó hasta el páncreas y se lo llevaron al ABC (Pa los provincianos es el nombre oficial del Hospital Inglés), estubo ahí metido como 1 semana. Mientras con nosotros me pusieron de jefe interino, y no es por ser presumido pero que diferencia, la eficiencia de la empresa subió como en un 200% y nos nombraron a todos grupo del mes, y fue lunes.
Lunes maldito, que te llevaste entre las patas a mi madre, regresando de un día laborioso de clases en el IPN. Mi madre era todo para mí pero maldita la hora en que ese día salí molesto con ella porque no me había dado permiso para ir al juego de los Tigres en el Parque del Seguro Social con mis compas. Le grité re feo, me encapriché por un estúpido juego y esos gritos tan feos fueron las últimas palabras que le dije a la que me dió la vida. Siempre cargaré eso por el resto de mi vida. Al lunes después andaba en uno de mis viajes por África cuando de repente mi madre apareció en forma de jirafa y me perdonó por haberle gritado, me dí un balazao con la escopeta y regresé automáticamente del viaje...
Y el lunes pasado me declararon drogadicto, válgame Dios, si nomás me como 10 hongos al día, ¿eso es adicción? Carajo, en que maldito mundo vivimos...
Estúpido día, me emborrachaba todos los fines de semana y viajaba a lugares de África sin moverme de mi asiento cuando ya era día de ir al trabajo, que hueva levantarse a las 6 de la mañana, aguantar el estúpido tráfico del periférico y llegar tarde al trabajo y el jefe terco que llegar tarde era tarde, pinche viejo regordete mamón, nomás era jefe porque cagaba el palo de manera magistral, el puto ni siquiera había ido a la secundaria, cuando la mayoría del piso teníamos casi maestría. Un lunes le subimos el Cadillac a la banqueta junto con un pedo de bruja prendido, con las ventanas cerradas. Cuando se subió como a las 2 (a esa hora sale el sacrosanto marrano) era tal la pestilencia de su carruaje solemne real que vomitó hasta el páncreas y se lo llevaron al ABC (Pa los provincianos es el nombre oficial del Hospital Inglés), estubo ahí metido como 1 semana. Mientras con nosotros me pusieron de jefe interino, y no es por ser presumido pero que diferencia, la eficiencia de la empresa subió como en un 200% y nos nombraron a todos grupo del mes, y fue lunes.
Lunes maldito, que te llevaste entre las patas a mi madre, regresando de un día laborioso de clases en el IPN. Mi madre era todo para mí pero maldita la hora en que ese día salí molesto con ella porque no me había dado permiso para ir al juego de los Tigres en el Parque del Seguro Social con mis compas. Le grité re feo, me encapriché por un estúpido juego y esos gritos tan feos fueron las últimas palabras que le dije a la que me dió la vida. Siempre cargaré eso por el resto de mi vida. Al lunes después andaba en uno de mis viajes por África cuando de repente mi madre apareció en forma de jirafa y me perdonó por haberle gritado, me dí un balazao con la escopeta y regresé automáticamente del viaje...
Y el lunes pasado me declararon drogadicto, válgame Dios, si nomás me como 10 hongos al día, ¿eso es adicción? Carajo, en que maldito mundo vivimos...
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