Un poco de estimulación auditiva

lunes, 22 de junio de 2009

Cuando soy un niño

Soy un típico y amargado bibliotecario que vive en un cuchitril y que apenas lo puede pagar por el mísero sueldo que percibe. Cuando veo a los chamacos rebolotear mis libros, los que tanto ordené ardo en furia y tengo ganas de ahorcarlos, porque no les tienen respeto a los sacrosantos libros, si no fueran por ellos, esos mocosos todavía no saldrían de segundo grado. Un buen día de trabajo es aquel cuando les mando reportes a los mocosos, jajaja.

Regreso a mi cuarto de barrio bajo y como siempre ahí están la cama, el bacín y la televisión con antena listo para recibirme, nunca me casé, siempre he sido homosexual de closet. Cuando llego a mi humildísima residencia me convierto en un niño, me la paso comiendo Tootsie Roll, palomitas, bebiendo dos litros de Coca Cola, jugando con una pelota de futbol, en fin haciendo ruido, llorando, gritando mamá...

Porque estoy solo, ocupo cariño, yo no siempre he sido así, de niño precisamente fuí muy alegre, tuve una niñéz muy linda, salía a jugar al parque y regresaba todo raspado pero ni me importaba, me compraban algodones de azúcar, asistí al kindergarden donde todo era un arcoiris... Me convierto en niño cuando nadie me ve, porque fue la única etapa de la vida donde realmente gozé de libertad, donde los sueños tenían un alto porcentaje de hacerse realidad.

A media noche me voy al parque a rasparme todito, aunque ahora de viejo se siente más el dolor, pero me vale, me subo mil veces a la resbaladilla, y ahí están mis padres viendome y sonriendo de lo feliz que estoy... En fin, regreso a mi cuchitril como a las cuatro de la mañana y a las 7 me levanto, para regresar a mi mundo...

Al mundo real...

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