Un poco de estimulación auditiva

martes, 23 de junio de 2009

El muro

Cielo rojo, color sangre, un sol que ni se alcanza a distinguir, pero que está quemando con todo las pieles de los habitantes de esta tierra, el termómetro está en los 45 grados centígrados, en la ciudad de Vancouver. Los niños juegan hockey con columnas vertebrales de caballos, y el puck de hecho es una vertebra de perro, otros juegan futbol con un pelotón hecho de puras ligas, de hecho el portero salió descalabrado cuando la pelota le dio de lleno en la frente y otro jugador de campo escupió sangre cuando le pegó la pelota en el estómago, pero en fin, era lo único que había para jugar...

Los adultos escribían sus documentos en papel higiénico reciclado y también de eso estaban hechos los billetes, las monedas eran de cartón y las tarjetas de crédito eran pedazos de plástico sacados de otros pedazos, pero de cubetas, televisiones, cestos de basura... Ya no había ancianos, la esperanza de vida era de 45 años y si alguien llegaba más lejos al morir servía de alimento, porque ya no había nada más que comer, la gente pasaba hambre, ya hasta las piedras se podían comer...

El agua era sacada directamente del mar, es por eso lo de la esperanza de vida, tanto sodio en el organismo, pero era lo único que había, porque los glaciares se habían derretido ya. Muchas ciudades incluso desarrollaron tecnología para hacer ciudades bajo el agua y lógicamente no tuvieron problemas. ¿Tecnologías aparte de lo otro? No, los Ipods y todo lo metálico fue fundido para crear una nueva cabra metálica, para poder ser adorada y entregar almas para sacrificarse ante ella. ¿Sexualidad? Mucha, era una reproducción futurística de Sodoma y Gomorra...

A lo lejos, se veía un muro, el único de toda la ciudad de Vancouver que todavía no caía, era el símbolo de las pocas personas que conservaron el optimismo, de que algún día todo esto iba a acabar, que todo iba a regresar a la normalidad, de hecho cada día en el muro había vigilia para cuidarlo, para que no cayera, para que los demás desquiciados, locos y paranoícos, no lo hicieran caer, y aparte, mucha gente ahí gritaba a 400 aires a Dios de que todo terminara, de que porque nos abandonó y de que porqué no bajaba a poner órden a este mundo, a pulverizar a los que habían hecho esto al planeta y al universo...

Algunos con solo ver el muro, se llenaban de una paz y un optimismo sin igual, se les abrián los ojos, la contaminación, las guerras, las crisis ya habían llegado a un climax, era hora de reconstruir el mundo, de repoblarlo, de hacer que esa situación llegara a su desenlace y regresar a la normalidad...

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