Los días nublados, días tediosos, pero a la vez días agradables para desarrollar el ocio a la quinta potencia. Lo mejor es cuando empieza a llover. Siempre salgo a que me peguen unas cuantas gotas, es como si uno se estuviera bañando de a gratis. Cuando había relámpagos mejor. Pero hay días en que la lluvia no es en el ambiente, es en tu cabeza. Te sientes tan desgraciado que la lluvia te va persiguiendo a todos lados, siempre estás mojado tú, pero los demás están más secos que una momia. Los relámapagos electrocutan todas las células del ser, termina uno abatido y destruído.
Hay veces que la lluvia está en una sola casa, problemas, disturbios, vueltas de tortilla. Hay veces que la lluvia se presenta en el gobierno, vientos de cambio se avecinan u otra crisis. Lo peor es cuando la lluvia es ácida, y esa ha pasado muchas veces últimamente. Todo se quema, todo desaparece, incluídos nosotros mismos, el ácido nos debora de manera rápida, no hay momentos agonizantes, uno se entrega al asado humano. Pero no hay que preocuparse, todo esto es un ciclo. Renacemos, todo regresa a la normalidad y se vuelve a quemar. Así de simple.
Canción del post
Don't Always Look At the Rain - Howard Jones
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