Ondas viajando por un canal llamado aire... Sin ese canal, esas ondas no llegarían a ningún lado, pero sobre todo, no llegarían a nuestro aparato auditivo, esas ondas se convierten en hermosas vibraciones en los minúsculos huesos auditivos y de ahí al tímpano, vibraciones locuaces que nos permiten oír el bello canto de un pájaro, un concierto, una explosión, un choque, el tic-tac de un reloj y los ruidos urbanos típicos de las 5 de la tarde...
La vibración espiritual, esa que te hace sentir el rey del mundo, todo mundo te halaga, tu mismo te hechas cinco mil porras y vas filoso a un examen o a conquistar a la princesa de la torre en desgracia, esa chica con la que uno ha tenido de todo, obsesionadísimo, hasta sueños húmedos. Pero típico del ying y el yang, no falta un soberano tipejo o tipeja que empieze a mandar unas "malas vibras", al estilo santero. Pestes y pestes aterrizan en el olfato de uno y esa masa de viento maloliente llega hasta el cerebro, y el corto ciruito neuronal entra en acción... Y todo se derrumbó dentro de uno... La chica se va con otro y el examen es desastrosamente reprobado...
Abajo de las placas continentales, vibraciones pequeñas comienzan una fiesta de droga... LSD, marihuana, coca, lo que se les plante enfrente... Luego, tanta voladera y orgía da lugar a espantosas vibraciones que pasan de la placa y llegan a la corteza. Sale uno volando por la ventana, o es aplastado por escombro aún vibrante. Los relojes desaparecen, los segundos se convierten en horas, los minutos en días y las horas en años. No sabe uno en qué día está, o en que año... El miedo absoluto multiplicado por la fuerza de la vibración hace que uno haga desaparecer al cerebro... Se acabaron... Gracias al Cielo...
La vibración espiritual, esa que te hace sentir el rey del mundo, todo mundo te halaga, tu mismo te hechas cinco mil porras y vas filoso a un examen o a conquistar a la princesa de la torre en desgracia, esa chica con la que uno ha tenido de todo, obsesionadísimo, hasta sueños húmedos. Pero típico del ying y el yang, no falta un soberano tipejo o tipeja que empieze a mandar unas "malas vibras", al estilo santero. Pestes y pestes aterrizan en el olfato de uno y esa masa de viento maloliente llega hasta el cerebro, y el corto ciruito neuronal entra en acción... Y todo se derrumbó dentro de uno... La chica se va con otro y el examen es desastrosamente reprobado...
Abajo de las placas continentales, vibraciones pequeñas comienzan una fiesta de droga... LSD, marihuana, coca, lo que se les plante enfrente... Luego, tanta voladera y orgía da lugar a espantosas vibraciones que pasan de la placa y llegan a la corteza. Sale uno volando por la ventana, o es aplastado por escombro aún vibrante. Los relojes desaparecen, los segundos se convierten en horas, los minutos en días y las horas en años. No sabe uno en qué día está, o en que año... El miedo absoluto multiplicado por la fuerza de la vibración hace que uno haga desaparecer al cerebro... Se acabaron... Gracias al Cielo...
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