Un poco de estimulación auditiva

jueves, 19 de agosto de 2010

Cenando en París

La torre Eiffel, se veía espectacular esa noche. Caminamos después para dirigirnos al Louvre, precioso museo, aunque la pirámide de Miterrand hecha a perder la escenografía del siglo XVIII. Vimos la Mona Lisa, y otras cuantas pinturas famosas, pero no decías ni una palabra, no se que te pasaba en ese momento. Traté de despertarte de tu letargo sin cama contándote algo de la historia del lugar, al menos me esbozaste una gran sonrisa. 

Salimos de ahí y dijiste... vamos a cenar.

Encantado de la vida, te llevé al mejor restaurante de la ciudad Luz. Seguías callada, perdida en tus propios pensamientos. Rompí el hielo de nuevo y ordenamos la comida y una botella de champagne. Ahora por fin te soltaste hablando, de tu familia, de como iban tu trabajo, entre otras cosas... Los viejos amigos de la universidad, aquellos buenos tiempos.

Brindamos y te estampé un beso... 

Te quedaste un poco sorprendida, pero tampoco te disgustó. Seguimos conversando un poco, disfrutando de la comida, llegó el postre. Me diste de tu flan de avioncito y era ahora yo el sorprendido, parecías mi madre con esa sonrisilla y moviendome la cuchara por todos los ojos hasta que llegó a mi boca. Rara experiencia, pero a la vez buena. Salimos del restaurant y me tomaste de la mano. Querías seguir explorando París... OK...

Próxima parada, la Avenue des Champs-Élysées.


Canción del post
Cenando en París - Mecano

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