Un poco de estimulación auditiva

viernes, 3 de abril de 2009

El jardinero

Quihubo compadre, mire usté, encontrándomelo aquí en los Iunaited Esteits, de seguro se vino de mojado como yo. Si compadre, me brinqué en Nogales, casi me deshidrato en el desierto de Arizona, la mayoría de los compas que iban comigo se petatearon en el trayecto y un día de milagro esquivé a la Border y a los Minute Men. Pero aquí estoy compadre, a empezar a hacer mis pininos en Gringolandia. ¿Y qué va a hacer compadre? Pos, siempre me han gustado las plantitas, me dijeron antes de brincarme que aquí en Yuma hay un jardinero muy bueno, que se la rifa en serio, y que ocupa un aprendíz, nomás que también me dijeron que estaba medio loco...

Gerardo Vázquez había nacido en Ciudad Obregón, Sonora hace unos 32 años, curiosamente, de una familia de clase media, que le dió todo, y con la que pudo asistir a la UABC en Mexicali y estudiar Negocios Internacionales. Al poco tiempo quedó sin chamba por traiciones y fue a parar a la cárcel, apenas salió y se brincó al otro lado para ser aprendíz de jardinería, su gran pasión, desde chico siempre se dormía debajo de un árbol, mimaba a las rosas, y se la pasaba oliendo violetas.

Del otro lado, el maestro jardinero Vladimir Gedtinikynov, nacido en la Rusia de Stalin en 1945, graduado de Química en la Universidad de Moscú, participó en los programas químicos y de dopaje de la URSS en los 70's. Sus métodos poco ortodoxos de química hicieron que la URSS le retirara la cédula profesional. Entonces, clandestinamente, empezó a manipular el ADN de las plantas y meterles químicos para hacerlas "superiores", de hecho, hasta mutó a una planta normal y la hizo carnívora, pero más peligrosa que una natural. Una normal lo único que come, son moscas, otros bichos y algunos mamíferos. La mutada comía humanos y expulsa un ácido tres veces más potente que el clorhídrico. Vladimir amaba esa planta...

RIIIIIING RIIIIIIIIIING... El timbre de la casa de Gedtinikynov sonaba horrible, tétrico, pero a la vez como extraterreste. El loco abrió la puerta con una margarita preciosa en sus manos.
-Ah, usted debe ser mi próximo aprendíz... Pase...

Gerardo se quedó impresionado por todas las bellas creaciones de jardinería de Vladimir...
-Admirable su trabajo maestro...
-Gracias mi querido prospecto de aprendíz... De casualidad ¿trae su portafolios?
-???, OH, si, aquí están algunas de mis creaciones amateur.

El loco Vladimir le echó una hojeada...

-MMM, impresionante, me gustó lo que hizo con las amapolas, convertirlas en droga, bastante interesante, no me acordaba que las amapolas tenían narcótico, iré por una, espere un poco. Si usted desarrolla un narcótico más potente que la heroína, usted será mi aprendíz.
-Me parece bien.

Ahora ya sabemos porque lo entambaron y porque quería ser su aprendíz... El loco volvió con una docena de amapolas color azul psicodélico y Gerardo se puso manos a la obra. En menos de lo que canta un gallo Gerardo extrajo y procesó el poderoso narcótico...

-Démelo Vázquez, tengo que aplicárselo a alguien especial...
-A caray ¿a quién?
-No es persona, pero la trato como persona camarada, es una planta carnívora de mi creación. Ahorita se anda comiendo todos mis experimentos y ya se comió a mi perro, está fuera de control, por eso ocupo el narcótico.
-Pero...
-Pero nada camarada...

Vladimir y Gerardo fueron al mega cuarto reservado para "Bessie", la enorme planta musculosa carnívora con un tallo de tamaño de tronco y una boca de tamaño de un espectacular de Coca Cola. En fin, Vladimir tiró el narcótico derechito a la boca de la planta... Y tal como predijo Gustavo y que Vladimir interrumpió, la planta se volvió aún más loca y con su potente ácido empezó a destruir la casa de Vladimir, incluso ni con fuego la pudieron combatir, era un verdadero monstruo. La planta empezó a caminar rumbo al cuarto de los animales, se los comió a todos de un trago y un chorreadero de sangre animal se dibujó por todo el vestíbulo de la casa. Incluso, de tan drogada que estaba, la planta empezó a volar aleteando su boca y comenzó un movimiento en picada hacia Gerardo y Vladimir, les tiró un chorro de ácido... En menos de 3 segundos esos dos quedaron hechos gelatina, listos para devorar...

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