Cuando de repente el sol salió, desperté de golpe, anoche había tenido una borrachera espantosa, había mezclado tequila, una bebida mexicana llamada "agua loca", vodka y ron, aderezados con un poco de hongos alucinógenos. Me sentía horrible, el estómago se desgarraba de una manera impresionante, fuertísimo, se apretaba como si me estuviera apretando un gorila. Jolines, no entendía que le pasaba a mi cuerpo, era solo un cruce de alcoholes... De repente me dieron unas ganas horribles de vomitar, me fui corriendo al baño... SANGRE, SANGRE, más sangre y un poco de ácido estomacal que comió parte del WC... Me sentía mareadísimo, pero un poco mejor... curiosamente un hongo salio completo...
Me lo volví a comer... inmediatamente, mi vista se nubló y empezó a ver colores chillones, azul, amarillo, verde, rosa, de esos pigmentados como los marcadores de texto, que precioso se veía, a pesar de lo chillón, mis ojos lo aguantaban, lo disfrutaban, lo sorprendían. Que hermoso, era la hostia. Me acerqué a mi ventana y ví hongos, pero de bombas atómicas callendo en mi Barcelona querida, destruyendo todo el legado de Dalí, Miró y Gaudí... El Camp Nou recién remodelado se hacía pedazos... Una bomba le pegó de lleno a la Catedral de la Sagrada Familia, aún no comprendo como un pedazo de seso del cardenal no quedó hecho polvo, pero de alguna manera, su mente ya salió del ostracismo católico...
Cerré las cortinas, las volví a abrir, y había un lluvia sorprendente, pero de PESETAS, monedad y monedas de 50 pesetas con la clásica imágen en el dorso de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos de Borbón. Abajo, la gente estaba que no se lo creía, joder, era una verdadera fiesta abajo en la calle de mi condominio. De hecho, saqué una canasta y recolecté más de 50,000 pesetas, joder, era rico...
Cerré la cortinas, las volví a abrir, y el cielo estaba rojo, un rojo intenso, que me hizo tener sed de violencia, de desesperación, agarré la pistola y descargué contra todo lo que estaba enfrente de mí, rompí platos con la cabeza, y a puñetazos rompía los vidrios de la vitrina donde tenía mis trofeos, entre ellos unos 5 pichichis, todos con el Barcelona, ah, aquellos viejos tiempos, era lo máximo, todas las mujeres querían pasar el rato conmigo, todos a mis pies, hasta el director técnico me lamía los pies. Con un cuchillo empezé a cortar mis pinturas, reproducciones fieles de Magritte, de Dalí, de Ernst, y unas fotografías al estilo de Man Ray.
Cerré las cortinas, las volví a abrir y ví un mundo cursi, con un cielo azul que lastimaba, de tan feliz que estaba, flores por doquier, y de especies que en mi vida había visto. De hecho se me pegó lo cursi, y en un rincón, mi novia estaba sentada con una mirada coqueta, esperando a que le diera un beso en los labios. Se lo dí... Como siempre, sus labios sabían a miel... Me despedí de ella...
Cerré las cortinas, las volví a abrir y ahora se veían relojes derritiendose por todos lados, curiosamente en el cielo apareció una nube con la forma del bigote de Dalí; de hecho, mi muñeca se quemó por que mi reloj se derretía, pero me importó un comino, y ni me dolía. Junto con la fundición masiva de relojes, curiosamente, el tiempo se paró, las personas se pararon, todo, hasta un avión quedó flotando en el cielo. Bajé a la calle y todo absolutamente todo estaba quieto, no sé como podía respirar si no había aire...
De repente, mi vista se quedó en negro... Un negro que parecía eterno, aunque en menos de 10 minutos, desperté en un hospital... Sin piernas, sin brazos y con un pulmón... Ví el calendario... era 12 de julio... El 13 de julio me iba a ver con unos amigos en un bar, iban a llevar a escondidas, tequila, una bebida mexicana llamada "agua loca", vodka y ron; y la atracción principal, un paquete con hongos alucinógenos, vaya, nunca he tenido la oportunidad de provar uno...
Me lo volví a comer... inmediatamente, mi vista se nubló y empezó a ver colores chillones, azul, amarillo, verde, rosa, de esos pigmentados como los marcadores de texto, que precioso se veía, a pesar de lo chillón, mis ojos lo aguantaban, lo disfrutaban, lo sorprendían. Que hermoso, era la hostia. Me acerqué a mi ventana y ví hongos, pero de bombas atómicas callendo en mi Barcelona querida, destruyendo todo el legado de Dalí, Miró y Gaudí... El Camp Nou recién remodelado se hacía pedazos... Una bomba le pegó de lleno a la Catedral de la Sagrada Familia, aún no comprendo como un pedazo de seso del cardenal no quedó hecho polvo, pero de alguna manera, su mente ya salió del ostracismo católico...
Cerré las cortinas, las volví a abrir, y había un lluvia sorprendente, pero de PESETAS, monedad y monedas de 50 pesetas con la clásica imágen en el dorso de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos de Borbón. Abajo, la gente estaba que no se lo creía, joder, era una verdadera fiesta abajo en la calle de mi condominio. De hecho, saqué una canasta y recolecté más de 50,000 pesetas, joder, era rico...
Cerré la cortinas, las volví a abrir, y el cielo estaba rojo, un rojo intenso, que me hizo tener sed de violencia, de desesperación, agarré la pistola y descargué contra todo lo que estaba enfrente de mí, rompí platos con la cabeza, y a puñetazos rompía los vidrios de la vitrina donde tenía mis trofeos, entre ellos unos 5 pichichis, todos con el Barcelona, ah, aquellos viejos tiempos, era lo máximo, todas las mujeres querían pasar el rato conmigo, todos a mis pies, hasta el director técnico me lamía los pies. Con un cuchillo empezé a cortar mis pinturas, reproducciones fieles de Magritte, de Dalí, de Ernst, y unas fotografías al estilo de Man Ray.
Cerré las cortinas, las volví a abrir y ví un mundo cursi, con un cielo azul que lastimaba, de tan feliz que estaba, flores por doquier, y de especies que en mi vida había visto. De hecho se me pegó lo cursi, y en un rincón, mi novia estaba sentada con una mirada coqueta, esperando a que le diera un beso en los labios. Se lo dí... Como siempre, sus labios sabían a miel... Me despedí de ella...
Cerré las cortinas, las volví a abrir y ahora se veían relojes derritiendose por todos lados, curiosamente en el cielo apareció una nube con la forma del bigote de Dalí; de hecho, mi muñeca se quemó por que mi reloj se derretía, pero me importó un comino, y ni me dolía. Junto con la fundición masiva de relojes, curiosamente, el tiempo se paró, las personas se pararon, todo, hasta un avión quedó flotando en el cielo. Bajé a la calle y todo absolutamente todo estaba quieto, no sé como podía respirar si no había aire...
De repente, mi vista se quedó en negro... Un negro que parecía eterno, aunque en menos de 10 minutos, desperté en un hospital... Sin piernas, sin brazos y con un pulmón... Ví el calendario... era 12 de julio... El 13 de julio me iba a ver con unos amigos en un bar, iban a llevar a escondidas, tequila, una bebida mexicana llamada "agua loca", vodka y ron; y la atracción principal, un paquete con hongos alucinógenos, vaya, nunca he tenido la oportunidad de provar uno...
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